Distintos modos de
pensar,
distintos modos de
aprender.
Prof. Gabriela Fernández Panizza ©
La Teoría de las Inteligencias Múltiples de
Howard Gardner permite comprender mejor los distintos estilos de
aprendizaje, facilitando el acceso al conocimiento.
¿Quién es más inteligente, aquél que resuelve complicados problemas
matemáticos o el vendedor que nos convence de comprar sus productos? ¿El
niño que construye una nave espacial con sus “legos” o el que aprende
rápidamente una canción?
¿Qué es la inteligencia?
Tradicionalmente se la ha
considerado como algo estático, objetivo que puede ser medida a través de
pruebas estándar de papel y lápiz cuyo resultado nos da un número, el
famoso “cociente intelectual” que, se supone, puede predecir el éxito o el
fracaso de una persona dentro del sistema educativo o del ámbito laboral.
Según este modelo se es o no se es inteligente.
Howard Gardner, un
psicólogo cognitivista de la Universidad de Harvard, sostiene que todos
tenemos múltiples maneras de ser inteligentes. Y no sólo eso, define a la
inteligencia como “un potencial psico-biólogico para procesar
información, que puede ser activado en un entorno cultural, para resolver
problemas reales o crear productos que son valorados en una cultura” (Gardner,
1999). Un potencial que puede despertarse y desarrollarse con experiencias
estimulantes del entorno familiar, cultural y social, o bloquearse por
medio de experiencias que paralizan su desarrollo.
¡Celebremos
nuestras diferencias!
La Teoría de las Inteligencias
Múltiples
“Desde mi
punto de vista, la esencia de la teoría es respetar las abundantes
diferencias que existen entre la gente, las variaciones múltiples en las
formas de aprender, los diferentes métodos de evaluación y el número
incalculable de maneras que éstas pueden dejar una huella en el mundo”
Howard Gardner
Según Gardner, todos
somos inteligentes de diferentes maneras porque poseemos las ocho
inteligencias funcionando juntas de manera compleja, tenemos algunas más
desarrolladas que otras y las podemos seguir desarrollando a lo largo de
la vida. Además, dentro de cada inteligencia existe una amplia gama de
actividades en la que la misma se manifiesta, por ejemplo, la inteligencia
kinestésico-corporal está tan desarrollada en un cirujano, como en un
deportista, un artesano o una bailarina.
Hasta el momento Gardner ha definido
ocho inteligencias:
-
Inteligencia lingüística: es
la capacidad para emplear palabras eficazmente, tanto en forma oral como
escrita.
-
Inteligencia lógico-matemática:
es la habilidad para calcular, manejar las abstracciones y la lógica
-
Inteligencia espacial:
permite pensar en 3 dimensiones y percibir imágenes internas y externas,
recrearlas, transformarlas o modificarlas, recorrer el espacio o ubicar
objetos, producir y decodificar información gráfica
-
Inteligencia kinestésico-corporal:
permite al individuo manipular objetos con precisión, incorporar
conocimientos o expresarse a través del movimiento corporal, el tacto y
las habilidades físicas.
-
Inteligencia musical: es la
capacidad para percibir, distinguir, transformar e interpretar formas
musicales y de ser sensible a las melodías, ritmo, armonía y tono.
-
Inteligencia interpersonal:
es la capacidad de comprender a los demás e interactuar eficazmente con
ellos.
-
Inteligencia intrapersonal:
es la capacidad de percibirse a uno mismo y de utilizar dicho
conocimiento para planificar y dirigir la propia vida
-
Inteligencia naturalista: es
la habilidad para discriminar entre los distintos seres vivos, observar,
identificar, categorizar e interactuar con el mundo natural.
Una manera sencilla de
descubrir las inteligencias predominantes en cada uno de nosotros es
analizar nuestras preferencias y la forma en la que ocupamos nuestro
tiempo libre. En los chicos podemos observarlas es ver la forma en la que
se “portan mal” en clase: el que es muy charlatán será más lingüístico e
interpersonal; el que es inquieto, kinestésico; el que tararea y golpetea,
musical; el que se aísla, intrapersonal; el que garabatea todo o se pierde
en sus imaginaciones, espacial; el que nos acosa con sus “por qués”,
lógico-matemático; el que colecciona y clasifica desde autitos hasta
dinosaurios, naturalista. Detrás de cada uno de estos comportamientos, que
a veces resultan molestos para los adultos, se esconde un potencial a
desarrollar, tal vez un talento.
Pensar la diversidad,
aceptar la diversidad
“Cada ser humano es único
e irrepetible”, frase que figura en el currículum, pero que no llega a las
aulas, en las que se convierte en un “cliché” porque los maestros les
enseñamos a todos de la misma manera (principalmente a través de
actividades con papel y lápiz que poco tienen que ver con problemas
“reales”) y pretendemos que todos nos demuestren lo que saben de acuerdo a
estándares establecidos para acreditar o no sus conocimientos. Enseñamos a
todos por igual, evaluamos a todos por igual.
Muchas veces les decimos a
nuestros alumnos “vayan a pensar”, y esperamos que se sienten en un lugar
tranquilo y, como la imagen del “Pensador” de Rodin…piensen; sin tener en
cuenta que lo que nosotros denominamos “pensar” implica poder realizar
distintas operaciones, con distintos sistemas de símbolos. Según la
perspectiva de las Inteligencias Múltiples, cada uno necesitará realizar
distintas actividades para poder pensar: algunos lo harán con palabras,
otros con imágenes, otros manipulando objetos, otros a través de
estructuras lógicas o confrontando sus ideas con otras personas.
Y es aquí donde nuestro
papel como padres y educadores cobra mayor importancia.
Si miramos a nuestros
chicos desde una perspectiva tradicional de inteligencia, que valora las
habilidades lógico-matemáticas y lingüísticas por sobre las corporales o
interpersonales, probablemente nos encontremos con muchos chicos a los que
consideramos poco inteligentes porque no “encajan” dentro de este molde,
inclusive podemos decir que algunos tienen problemas de aprendizaje y
derivarlos a un especialista. Einstein en sus días de escuela era
considerado un alumno mediocre y, sin embargo, una vez fuera del sistema
educativo, demostró ser mucho más inteligente que sus compañeros más
aplicados.
Ahora, si en cambio lo
hacemos desde la perspectiva de las Inteligencias Múltiples, podremos
aprender a detectar cuáles son las fortalezas de nuestros alumnos y en
base a eso elaborar estrategias variadas que permitan que el camino hacia
el conocimiento resulte más sencillo, accesible y eficaz, convertir
nuestras clases en experiencias cristalizantes que logren despertar las
distintas inteligencias, aprovechando el potencial innato de cada uno para
aprehender el mundo y evitar realizar experiencias paralizantes que las
bloqueen.
Cada una de estas
inteligencias es una puerta por la cual ingresan los conocimientos. Cada
una de ellas es como una ventana por la que cada uno observa la misma
realidad por medio de códigos diferentes. El hecho de conocerlas y poder
identificarlas nos puede ayudar a entender mejor a nuestros alumnos y a
ofrecerles un ámbito de desarrollo de sus potencialidades y talentos.
Profesora Gabriela Fernández Panizza
Asesora Pedagógica
San Carlos de Bariloche 2005
[email protected]
BIBLIOGRAFÍA
-
Armstrong, Thomas, 1995,
“Inteligencias Múltiples en el Salón de Clases”,Virginia, EEUU: ASCD
-
Gardner, Howard,
1999, “Intelligence Reframed: multiple intelligences for the 21st.
century”, New York: Basic Books.
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